jueves, 3 de octubre de 2019


ESO- BTO. Oración de la mañana.  Jueves,3 de octubre  de 2.019

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Mañana celebramos en la Iglesia la festividad de San Francisco. Ante todo felicidades para todos y todas las que os llaméis así.

San Francisco nació en 1181 en Asís, Italia. Fundó la orden franciscana y su espíritu contagió a miles de personas que quisieron vivir cómo él lo hizo. Tras él nacieron las clarisas, los capuchinos, y muchísimas congregaciones masculinas y femeninas. Francisco fue un hombre espectacular, que inspirado por Dios, se atrevió a vivir pensando en los demás. Fundó una pequeña comunidad en torno a una iglesia derruida, llamada San Damián. Allí vivía pobremente y acogía, junto con sus nuevos hermanos, a todos aquellos que necesitaban ayuda.

Al principio, la iglesia de su tiempo, lo miraba con recelo, porque con su comportamiento estaba denunciando, de alguna manera, la forma de vivir poco evangélica que llevaban muchos cristianos. Francisco nos enseñó muchísimas cosas, entre otras, que no es necesario tener mucho para ser feliz, o que el contacto con la naturaleza nos acerca a Dios y a nosotros mismos. Hay un libro simpatiquísimo llamado “las florecillas de San Francisco” en el que se narra el comienzo de la fundación del santo.

Como sabéis, cuando un cardenal es elegido papa, tiene que elegir un nombre con el que lo conocerá todo el mundo a partir de ese momento. Jorge Bergoglio, el actual papa, decidió ponerse el nombre de Francisco. Con ello quería decirnos la manera en que pretendía vivir su papado. Y a la vista está. Como todos sabéis es un papa cercano, pendiente de los que sufren y acogedor de todo el mundo.

Aunque San Francisco viviera hace más de 8 siglos, hoy sigue inspirando a mucha gente. Por eso es un santo actual donde los haya. Hoy damos gracias a Dios por él y por todos los franciscanos y franciscanas del mundo que siguen haciendo una labor impresionante en la educación y en la atención a los empobrecidos y cuidando los santos lugares.

¡Qué tengáis un buen día!
Decimos todos: Padre nuestro...



Venerable Mary Ward, ruega por nosotros

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