Habrás escuchado alguna vez la frase “sal de tu tierra”, Pero ¿Sabes de dónde viene? Es una expresión que Dios dirigió a Abraham hace más de 3.000 años
“Yahvé dijo a Abran: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra.
Marchó, pues, Abran como se lo había dicho Yahvé, y con él marchó Lot. Tenía Abran setenta y cinco años cuando salió de Jarán.”
Si quieres crecer, avanzar, aprender…
Sal de tu tierra, es decir de tu comodidad, de lo conocido, rutinario, de lo que ya sabes y dominas, de lo que haces todos los días… y aventúrate y prueba nuevas maneras de ser, aprende cosas nuevas, prueba nuevas maneras de relacionarte. No hagas siempre lo mismo, sal un poco de la rutina, y rompe con círculos viciosos que te llevan a la pereza, a los mismos enfados, a reñir con la misma persona, a sentirte mal contigo mismo.
Por supuesto que es más fácil quedarte sentado viendo la televisión que concentrarte en terminar ese proyecto importante. Por supuesto que es más fácil dormir la siesta que hacer un poco de deporte... Pero por el camino de lo fácil y conocido, nunca irás a más, nunca llegarás más lejos de donde has llegado.
Puede ser el momento de ponerte en camino, de cambiar algo de tu vida. Abandona lo fácil de la comodidad y la mediocridad. Te sorprenderás de todo lo que eres capaz de conseguir. Dios promete su bendición al que se mueve y sale en su búsqueda.
Piensa que cosas podrías hacer, aunque te cuesten, por vagancia, por inseguridad, por lo que sea…y arriésgate.
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros
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