lunes, 8 de octubre de 2018

Oración de la mañana 08-10-2018 Secundaria y Bachillerato

DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A MÍ

Muy buenos días, comenzamos la semana con la lectura del evangelio del domingo pasado. Un texto que nos hará pensar por los dos temas que aborda. En primer lugar Jesús se opone al divorcio, afirma que el matrimonio es para siempre. Y lo hace, en primer lugar, porque así lo cree, el amor es para siempre si es auténtio, en otro caso quizá ese amor no fuera tan real. Pero Jesús también se pone de parte de las mujeres, que en aquellos tiempos quedaban completamente solas y marginadas si eran repudiadas por sus maridos.

Una vez más Jesús se pone explícitamente de parte de los débiles, igual que lo hace al continuar el texto cuando pide que dejen que los niños se acerquen a él. Los niños también era un colectivo al que, de algún modo, se despreciaba. Os dejo con el texto. Feliz semana.

Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente hacia él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.» Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

Venerable Mary Ward, ruega por nosotros.

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