jueves, 4 de octubre de 2018

Oración de la mañana 04-10-2018 Secundaria y Bachillerato

Hoy es 4 de octubre y en la Iglesia se celebra la festividad de San Francisco de Asís, por tanto, felicidades a todos los que os llaméis franciscos, franciscas o pacos. Eso sí, tened cuidado porque algunos “Franciscos” celebran su día en abril, el día de S. Francisco de Paula. ¡No os confundáis!

Francisco de Asís es uno de los santos más queridos desde todos los tiempos, nació en 1182 en Asís, pequeño pueblo italiano. Sus padres eran comerciantes y ganaban mucho dinero gracias las fábricas de telas que poseían. Por motivos comerciales viajaban mucho a Francia, lugar querido por nuestro santo, lo que le valió el apodo de “francesco” o lo que es lo mismo: “el francesito”. De ahí que empezasen a llamarlo Francisco y no Juan, que era su verdadero nombre.

Desde pequeño sus padres procuraron un futuro muy prometedor para su hijo, pero los planes que Dios tenía para él eran muy diferentes. Después de venir malherido de una batalla en la que participó como soldado, y en la que a punto estuvo de morir, Francisco siente que Dios le pide una vida lejos de la guerra y de los placeres de los ricos.

En oposición a sus padres, un buen día se viste con una simple túnica, propia de los mendigos de la época, y se echa a la calle. Junto con varios amigos más, y aunque os parezca raro, empieza a descubrir que se es más feliz viviendo sin posesiones. El pan que come cada día lo pide por las casas como un mendigo más y empieza su admiración por la naturaleza. Se va a vivir a San Damián, una ermita en ruinas en las afueras de Asís. Es allí, junto con sus nuevos hermanos, donde viven de lo que la gente les da, cuidan de los leprosos y acogen a todos los pobres de la zona.

En 1209, Francisco se presentó ante el papa Inocencio III, pidiéndole que aceptase su nueva forma de vida como una orden religiosa más. Entonces nacieron los franciscanos. Más tarde conocería a la que fue Santa Clara de Asís, que fundó, por su parte, a la rama femenina de los franciscanos, las clarisas.

San francisco nos ha enseñado que vivir tal y como el evangelio nos invita es la mejor manera de ser feliz. Muchas veces las riquezas y las comodidades de la vida, lejos de hacernos felices, nos convierten en gente insatisfecha e infeliz que siempre desea más y más. Vivir con menos, no sólo es posible, sino que es mejor. Quien se atreva que lo pruebe, y que luego nos lo cuente.

Qué tengáis un buen día.

Venerable Mary Ward, ruega por nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario