Muy buenas a todos. Mañana celebramos la festividad de Todos los Santos. Una fiesta muy antigua dentro de la Iglesia en la que los cristianos celebramos y nos alegramos de todos aquellos que fueron amigos especiales de Dios. Pero, ¿qué significa ser amigo de Dios?
Los amigos de Dios son todos aquellos en los que el centro de sus vidas no es el egoísmo, son todos aquellos que piensan con frecuencia en los demás, los que nos sonríen cada día aunque la mañana sea gris, aquellos que nos dan ánimo cuando nos venimos abajo, y los que se levantan temprano para que sus hijos coman ese día, son todos aquellos que dedican tiempo de voluntariado, los que cuando les pides tiempo te dicen que sí.
Y a los amigos de Dios se les reconoce a la legua, hay una cosa que los diferencia de los demás: Tienen una alegría especial en sus ojos y en sus rostros.
Seguro que te has topado con más de uno. Cuando te encuentres con uno, no lo dejes escapar y quédate bien pegadito a él. Aprenderás, y si quieres te convertirás en uno de ellos. Algunos de ellos fueron muy especiales, como Madre Cándida, o San Ignacio, como Santo Domingo o San Francisco, Como San Juan Bosco o el Padre Clarete; como San Juan Bautista de Lasalle o el Padre Grass. Pero, esos son los oficiales. Los no oficiales andan por ahí sueltos y hay que saber reconocerlos.
Mucha gente no los ve porque van por la vida demasiado rápido y pensando que lo que tienen ante sus ojos es normal, pero no es así. Algunos amigos de Dios andan disfrazados de abuelos, otros de amigos, otros de dependientes de una tienda, otros de porteras de colegios, otros de papás y mamás, y otros incluso de maestros y maestras.
¿Conoces algunos del que quieras hablar en clase? Qué mañana no se te olvide que la vida está llena de gente especial, aunque vayan disfrazados.
Padre Nuestro.
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros.
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