Santa Teresa de Jesús
Buenos días a todos, ayer celebramos la festividad de Santa Teresa de Ávila, una de las grandes santas y místicas de la historia. No sé si sabes algo de su vida pero fue una gran mujer que se comprometió con reformar la Iglesia. Quería que los cristianos fuésemos de verdad auténticos y empezó cambiando ella misma, para dar ejemplo. Sin conoces a alguien que se llame Teresa, quizá todavía puedas felicitarla, ya sabes, todos los santos tienen octava.
Santa Teresa nació en la ciudad de Ávila, no sé si alguno de vosotros la ha visitado alguna vez. Es una ciudad preciosa, y mantiente a la perfección toda la muralla medieval de la ciudad. Teresa de Cepeda y Ahumada, que así se llamaba, ingresó como monja en la orden de las Carmelitas. Una vez dentro se dio cuenta de que, no sólo en su convento, sino en toda la Iglesia, la gente no estaba siendo lo cristiana que debería ser. Sin embargo, en vez de quejarse y lamentarse, como muchas veces hacemos, se puso manos a la obra y decidió reformar su propia orden.
La llamaban la monja andariega, porque se dedicó a fundar conventos por toda España. Imaginaos en aquella época como era el trasporte. Todo se hacía por medio de mulos y caballos que tiraban de carretas. Tardaban días y días en hacer un recorrido que hoy en coche hacemos en apenas una hora. A pesar de esto, Teresa de Ávila, o Teresa de Jesús, que es como también se la conoce, inspiró en los demás las ganas de ser auténticos y verdaderos. ¡Qué importante es eso!
Si alguno ha pasea por el barrio de Santa Cruz de Sevilla, puede ver el convento de Santa Teresa fundado por ella misma hace casi 500 años. Santa Teresa también fundó el convento de Beas de Segura en Jaén y todavía en vida encargó desde Burgos la fundación del Carmelo de Granada.
Qué el ejemplo de esta fuerte mujer nos sirva para ser auténticos y para no conformarnos con una vida mediocre y de cualquier manera. Os dejo con un retrato que le hizo Juan de la miseria y del que ella llegó a decir que la había sacado fea y legañosa.
Padre Nuestro.
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros.
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