ESO- BTO. Oración de la
mañana. Martes, 5 de noviembre de 2.019
En
el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.
SAN MARTÍN DE PORRES
¿Has oído alguna vez hablar de San Martín de
Porres? Es uno de los santos con más devoción popular, especialmente en América
latina. Algunos lo conocen como fray escoba, por el oficio que desempeñaba en
el convento en el que vivió. El pasado día 3, celebramos su día. Vamos a
conocer algunos detalles más:
Martín nació en Perú en 1579, primer
santo negro de América. Su padre era un hombre español con títulos de hidalgía,
pero su madre era negra. Por ese motivo no lo tuvo fácil en la vida, ni
siquiera en el convento de los dominicos al que ingresó, donde sólo pudo
desempeñar labores de servicio. Curaba, barría, era barbero, etc.
Era muy pobre y vivía muy
sencillamente, tanto que al morir no encontraron ropa nueva para amortajarlo,
teniendo que enterrarlo con su propio hábito viejo. De Martín cuentan muchas
anécdotas, algunas de ellas un poco legendarias, pero hablan muy bien de él.
Muchos de los que lo conocieron llegaron a afirmar con rotundidad que lo veían
en dos sitios a la vez. Eso es un don que se llama Ubicuidad y que es propio de
algunos santos. También cuentan que cuando repartía el pan a los pobres que
llamaban al convento se producía el milagro de que por más que sacaba pan del
cesto, éste nunca se acababa. Y por último también dicen que podía hablar a los
animales y éstos le obedecían.
Sea o no sea cierto todo esto, lo
importante es que Martín nos da a todos una lección de sencillez y de amor a
los demás que puede inspirarnos para ser mejores personas. Cuando nos dejamos
afectar por Dios, como también decía San Ignacio de Loyola y otros muchos
santos, es impresionante la cantidad de cosas buenas que podemos hacer. Quizá
tantas, que como le pasó a San Martín, algunos piensen que estamos en dos
sitios a la vez. En esta mañana le pedimos a Dios que nos convierta en buenas
personas, en las mejores personas que sea posible.
Qué tengáis muy buena mañana.
Dios te salve María...
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros
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