En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Búscate un amigo...
No es preciso que el amigo sea un ser perfecto; basta que sea profundamente humano, que tenga sentimientos y un buen corazón. Que sepa compartir dolores y alegrías, hablar y saber callar, pero sobre todo saber escuchar.
Que guste de la poesía, de la música, del sol y de la luna, que sienta un gran amor por la vida, que sepa guardar un secreto.
Tu amigo/a debe adivinar los días tristes y respetarlos, ha de tener un ideal y el deseo de integrarse al mundo porque comprende el inmenso vacío de los solitarios; debe gustar de la sencillez de los niños, sentir pena de los que tuvieron y perdieron cosas queridas, ser ‘quijote’ sin menospreciar a ‘sancho’.
Búscate un amigo para pasear, disfrutar de la naturaleza, deleitarte con la música, leer, sentir a un ser humano.
Búscate un amigo para poder contar lo que se vio de lo bello y triste durante el día, los gustos, las angustias y alegrías.
Un amigo que sepa conversar de cosas simples, del rocío, de la lluvia, las estrellas y los recuerdos de la infancia y, sobre todo, de cosas intimas.
Búscate un amigo que no tenga miedo de decirte un defecto y cuando lo haga, sepa cómo hacerlo. Búscate un amigo que te diga que vale la pena vivir, un amigo que crea en ti.
Búscate un amigo para tener conciencia de que todavía estás vivo.
Pero sobre todo, búscate un amigo que de la mano te acerque a DIOS.
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros.
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