jueves, 6 de febrero de 2020


ESO- BTO. Oración de la mañana. Jueves, 6 de febrero de 2.020 

 En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

Estamos hartos de escucharlo y leerlo en todas partes: el desayuno es fundamental para una dieta sana y equilibrada. Y, sin embargo, no hacemos caso. Supongo que nuestra forma de vida, la española, influye, y mucho, a la hora de malograr la comida más importante del día. Nos acostamos, por lo general, muy tarde, y preferimos arañar minutos de sueño, a levantarnos antes para desayunar en condiciones.

Recientemente el Ministerio de Agricultura, ha lanzado una campaña en la que se daban a conocer los hábitos de los españoles con el fin de demostrar lo mal que desayunamos. Los resultados son muy reveladores: muchos ni siquiera se molestan en ingerir el 25% de calorías que requiere el desayuno y salen con un café con leche de casa en el cuerpo. Vamos a ponernos serios: desayunar bien es vital. Es necesario para la salud, para rendir bien en el trabajo y en los estudios, para estar de buen humor y disfrutar del día que tenemos por delante. Y, además, desayunar mal o saltarse esta comida es sinónimo de kilos de más. Diversos estudios revelan que dejar al organismo sin alimento durante muchas horas, ralentiza el metabolismo para ahorrar calorías. O, dicho de otro modo: el cuerpo se cree que no va a comer y guarda reservas por si acaso. No desayunar, engorda. La base de un buen desayuno descansa sobre tres pilares fundamentales: lácteos, cereales y fruta.

 Es en este último caso donde la mayoría falla y es un error de bulto: no pueden faltar las vitaminas que ofrece la fruta en estos primeros minutos del día. Y un zumo de naranja no basta. Lo ideal sería combinar una pieza entera de fruta –rica en fibra- con un zumo, siempre natural, que nos garantiza que no se obtiene de concentrados y que mantiene todas las vitaminas y minerales intactos. También esenciales son los lácteos.

Los hidratos de carbono –la energía, la gasolina del organismo-, así como los minerales, vienen de la mano de los cereales. aporta nutrientes y posee elevadas cantidades de grasas saturadas y azúcares. Dolores de cabeza, cansancio, estreñimiento, mal humor… Son problemas y molestias del día a día que pueden encontrar solución en un desayuno completo: dedícale 20 minutos a este placer mañanero y no te arrepentirás.

Rezamos un Ave María, y ánimo que hay que aprovechar el día

Venerable Mary Ward, ruega por nosotros

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