ESO- BTO. Oración de la
mañana. Martes, 4 de febrero de
2.020
En
el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.
Parece mentira, todo lo que pueden
llegar a hacer. Cómo acunan o cómo golpean. Cómo hieren o cómo acarician y
sanan. Sinceras o falsas, pensadas o espontáneas… son uno de nuestros mayores
tesoros. Las decimos, las escribimos, las leemos y compartimos. Aprendemos con
las palabras prestadas de otros, y quizás también nosotros llegamos a decir
algo que merezca la pena… para alguien. Hablamos, y en el hablar y en la
escucha, a veces, nos encontramos… Jesús es Palabra de Dios. Palabra auténtica,
de amor y pasión por nosotros. ¿Y yo? ¿Qué palabra soy?
Hay
palabras que es mejor no decir.
Porque no hacen falta.
Las que juzgan sin intentar
comprender.
Las que son falsas.
Palabras de maledicencia o de crítica
injusta, de chismorreo y de condena. Palabras innecesarias, o cháchara para
llenar silencios que asustan.
Palabras de burla que ignoran el dolor del
débil.
Palabras que apuñalan por la espalda.
Es mejor callar aquello en lo que sabemos que
no estamos siendo honestos, o aquello que no diríamos en persona.
Callar aquello que levanta muros y
genera desconfianzas y fracturas.
Es mejor callar lo que envenena los
sueños y marchita las vidas.
¿Qué palabras están de más en tu
hablar?
¿Qué sería mejor callar?
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros
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