miércoles, 5 de febrero de 2020


ESO- BTO. Oración de la mañana. Miércoles, 5 de febrero de 2.020

 En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

El tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo aprobó hace unos años una orden por la que obliga a retirar de todos los colegios públicos de Italia los crucifijos que aparecen colgados en sus aulas. La nueva orden surge como respuesta a una denuncia puesta por una madre. Según la ley, la presencia del crucifijo atenta contra la libertad de pensamiento de los alumnos. Por lo pronto la señora no sólo ha conseguido la retirada de todos los crucifijos, sino también 5.000 euros de indemnización por los supuestos daños morales causados a sus dos hijos, de 11 y 13 años.

Hace un tiempo, en Córdoba, el ayuntamiento planteó la posibilidad de quitar de la ciudad las catorce imágenes de San Rafael, patrón de la ciudad, que hay en diversas calles y plazas. La imagen del santo es un auténtico símbolo de la ciudad de la mezquita. Últimamente se ha instalado en nuestra sociedad una cierta antipatía sobre todo aquello que esté relacionado con la fe, como si lo que nos viniera por parte del cristianismo fuese a causarnos daños morales. ¿No os parece que todo esto es desproporcionado y exagerado? ¿Tendremos que quitar entonces de la calle cualquier símbolo religioso porque puede atentar con nuestra libertad?, ¿qué es lo que hay en realidad detrás de todo esto? No podemos negar que la Iglesia, en sus dos mil años de existencia ha cometido errores, nosotros los cristianos somos los primeros en saberlo.

Pero no es menos cierto la cantidad de valores y proyectos que el cristianismo ha aportado y sigue inspirando a la sociedad de hoy día. No creo que un crucifijo pueda hacer daño a un niño de 11 años. En cambio, lo que sí hace daño es una publicidad y unos programas de televisión en los que los únicos valores que nos ofrecen tienen que ver con poseer un buen físico, tener mucho dinero y ser famoso. ¿No causa esto daños morales? ¿No hay cientos de jóvenes frustrados porque no tienen el físico que los medios de comunicación nos imponen o la cantidad de dinero para comprar todo lo que nos ofrecen? Bien podríamos denunciar a los medios públicos por el daño que nos hacen con su pésima oferta de valores, a lo mejor nos sacábamos unos eurillos.

 Al mirar el Cristo crucificado que está encima de nuestra pizarra, todos vemos lo mismo, seamos creyentes o no, a la máxima expresión de amor que pueda darse en la historia: un Jesús de Nazaret que por amor es capaz de dejarse torturar y morir.

Rezamos un Padre nuestro y le pedimos a Dios que el tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo le preste más atención a las verdaderas violaciones de Derechos que se están produciendo en tantos países del mundo.

Venerable Mary Ward, ruega por nosotros

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