La tentación
Hay quien piensa que Dios es un aguafiestas, que nos arruina la diversión con cortapisas y trabas, o un Dios triste que no quiere que disfrutemos. Y entonces parece que la tentación son esas cosas fascinantes que nos atraen, pero… ¡¡¡Qué fastidio!!! tenemos que renunciar a ellas en nombre de una supuesta perfección. Y si lo vivimos así nos quedamos con las ganas, medio molestos y pesarosos por la renuncia… Pero no es eso. La tentación es lo que promete el bien y me conduce al hoyo. Lo que aparece atractivo o incluso bueno, pero me aleja de ti y de los otros. Lo que parece de recibo, evidente, inevitable en mi vida cuando en realidad no lo es. Lo que, con engaños, me mata un poco. Líbranos, Señor, de esos espejismos que prometen vida y esconden vacío.
La tentación: ese maravilloso deseo que nos acaricia la vista, la piel, la lengua y, sobre todo, la imaginación. Oscar Wilde decía que la mejor forma de evitarla era cayendo en ella. El problema no es lo que nos promete, sino el precio que nos oculta.
Y tú: ¿Cómo haces para no caer? ¿Cuáles crees que son tus puntos débiles?
Padre Nuestro.
Venerable Mary Ward, ruega por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario